«No hace falta que hagas un gran acto para ser solidario, vos podés ayudar desde tu pequeño lugar en el mundo.»
(Madre Teresa de Calcuta)

Estudiantes del 5TO E y F del turno tarde en companía de tutores, profesores colaboradores y el equipo pastoral, realizaron un proyecto solidario destinado a niños del Hogar Escuela donde pasaron una tarde de juegos,regalos, risas y cumpleaños, compartiendo momentos significativos que quedarán grabados en sus corazones. Para nuestros estudiantes, ésto representa una oportunidad para aprender sobre el compromiso social y desarrollar una mayor conciencia sobre las realidades de su comunidad.

Compartimos imágenes, de la misa de celebración realizada el 05/08 en honor a San Salvador, junto a estudiantes de secundaria.

La luz de Jesús nos debe acompañar en nuestro caminar cristiano para que podamos iluminar a los demás.
Si tenemos luz y no queremos ser ciegos, los problemas de los demás también nos deben afectar y comprometer en nuestra vida cristiana.

 

Compartimos el gozo de la resurrección de nuestro Señor, Jesucristo. Hermosa jornada de alabanza, cantos y reflexión de la palabra junto al padre Alfredo.

El lavamiento de pies era un ejemplo, un modelo. Muchos grupos a lo largo de la historia de la iglesia, han practicado literalmente el lavamiento de los pies como una ordenanza de la iglesia. Sin embargo, la cultura actual en muchas tierras, no exige el lavar el polvo de los pies de los huéspedes.

 

Cuando Jesús estaba lavando los pies de Sus discípulos, destacó la humildad interior, no un rito físico. La práctica de una viuda cristiana de «lavar los pies de los santos» (1 Timoteo 5:10), no habla de su participación en una ordenanza de la iglesia, sino de su servicio humilde y de servidumbre para con los demás creyentes. Si alguien se niega a seguir el ejemplo de Jesús, se exalta a sí mismo por encima de Él y vive en el orgullo. «El siervo no es mayor que su señor» (Juan 13:16).

En el V Domingo de Cuaresma, el Santo Padre explica cuál es la verdadera gloria: “no es una manifestación grandiosa de potencia a la que siguen los aplausos del público; la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, está hecha de entrega y perdón”.

La gloria no corresponde a la fama, para Dios la gloria es amar hasta dar la vida

“La gloria, para Dios, no corresponde al éxito humano, a la fama o a la popularidad: no tiene nada de autorreferencial, no es una manifestación grandiosa de potencia a la que siguen los aplausos del público. Para Dios la gloria es amar hasta dar la vida”. Con estas claras palabras el Papa Francisco ha explicado ante los fieles presentes en la plaza vaticana el significado de “glorificarse”. Y es que no es nada más y nada menos que “entregarse”, “hacerse accesible” y “ofrecer amor”. Y precisamente esto sucedió de manera culminante en la Cruz – ha explicado el Papa – “donde Jesús desplegó al máximo el amor de Dios, revelando plenamente su rostro de misericordia, entregándonos la vida y perdonando a quienes lo crucificaron”.

La gloria verdadera está hecha de entrega y perdón

Francisco también explica que, desde la Cruz, “cátedra de Dios”, el Señor nos enseña que la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, “está hecha de entrega y perdón”: “Entrega y perdón son la esencia de la gloria de Dios. Y son para nosotros el camino de la vida”.

De hecho, advierte que muchos de nosotros piensan que la gloria es “algo que hay que recibir más que dar” o “algo que hay que poseer en vez de ofrecer”. Esto no es gloria verdadera sino gloria mundana – dice el Papa – : “La gloria mundana pasa y no deja alegría en el corazón; ni siquiera lleva al bien de todos, sino a la división, a la discordia, a la envidia”.

Al final de su alocución, Francisco ha planteado una pregunta para que cada uno de nosotros la medite en silencio: “¿Cuál es la gloria que deseo para mí, para mi vida, la que sueño para mi futuro? ¿La de impresionar a los demás por mi maestría, por mis capacidades o por las cosas que poseo? ¿O la vía de la entrega y del perdón, la de Jesús Crucificado, la vía de quien no se cansa de amar, convencido de que eso da testimonio de Dios en el mundo y hace resplandecer la belleza de la vida?”.