La luz de Jesús nos debe acompañar en nuestro caminar cristiano para que podamos iluminar a los demás.
Si tenemos luz y no queremos ser ciegos, los problemas de los demás también nos deben afectar y comprometer en nuestra vida cristiana.

Compartimos el gozo de la resurrección de nuestro Señor, Jesucristo. Hermosa jornada de alabanza, cantos y reflexión de la palabra junto al padre Alfredo.

Charla sobre «Jubileo de la Congregación y la Socialización de las Líneas Educativas ActualizadasJubileo de la Congregación y la Socialización de las Líneas Educativas Actualizadas» a cargo del padre Marcelo Cattaneo, con todos los docentes de los tres niveles.

En el V Domingo de Cuaresma, el Santo Padre explica cuál es la verdadera gloria: “no es una manifestación grandiosa de potencia a la que siguen los aplausos del público; la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, está hecha de entrega y perdón”.

La gloria no corresponde a la fama, para Dios la gloria es amar hasta dar la vida

“La gloria, para Dios, no corresponde al éxito humano, a la fama o a la popularidad: no tiene nada de autorreferencial, no es una manifestación grandiosa de potencia a la que siguen los aplausos del público. Para Dios la gloria es amar hasta dar la vida”. Con estas claras palabras el Papa Francisco ha explicado ante los fieles presentes en la plaza vaticana el significado de “glorificarse”. Y es que no es nada más y nada menos que “entregarse”, “hacerse accesible” y “ofrecer amor”. Y precisamente esto sucedió de manera culminante en la Cruz – ha explicado el Papa – “donde Jesús desplegó al máximo el amor de Dios, revelando plenamente su rostro de misericordia, entregándonos la vida y perdonando a quienes lo crucificaron”.

La gloria verdadera está hecha de entrega y perdón

Francisco también explica que, desde la Cruz, “cátedra de Dios”, el Señor nos enseña que la gloria verdadera, la que nunca se desvanece y hace feliz, “está hecha de entrega y perdón”: “Entrega y perdón son la esencia de la gloria de Dios. Y son para nosotros el camino de la vida”.

De hecho, advierte que muchos de nosotros piensan que la gloria es “algo que hay que recibir más que dar” o “algo que hay que poseer en vez de ofrecer”. Esto no es gloria verdadera sino gloria mundana – dice el Papa – : “La gloria mundana pasa y no deja alegría en el corazón; ni siquiera lleva al bien de todos, sino a la división, a la discordia, a la envidia”.

Al final de su alocución, Francisco ha planteado una pregunta para que cada uno de nosotros la medite en silencio: “¿Cuál es la gloria que deseo para mí, para mi vida, la que sueño para mi futuro? ¿La de impresionar a los demás por mi maestría, por mis capacidades o por las cosas que poseo? ¿O la vía de la entrega y del perdón, la de Jesús Crucificado, la vía de quien no se cansa de amar, convencido de que eso da testimonio de Dios en el mundo y hace resplandecer la belleza de la vida?”.

«En Jesús y desde Él queremos tener una actitud  orante en el seno de nuestra comunidad   para proyectarnos desde ella a todos, cultivando la fraternidad.»

Celebración de misa apertura de ciclo 2024, secundario, oficiada por el padre Alfredo.

“Entra en lo secreto”: esta es la invitación que Jesús nos dirige a cada uno de nosotros al inicio del camino de la Cuaresma y que el Papa Francisco recordó al comienzo de su homilía en la tradicional celebración eucarística del Miércoles de Ceniza en la Basílica de Santa Sabina.

“Se trata de un viaje desde el exterior al interior, para que todo lo que vivamos, incluso nuestra relación con Dios, no se reduzca a la exterioridad, a un marco sin pintura, a un revestimiento del alma, sino que nazca desde dentro y se corresponda con los movimientos del corazón; es decir, con nuestros deseos, con nuestros pensamientos, con nuestro sentir, con el núcleo originario de nuestra persona”.

La Cuaresma, tiempo para despojarnos del “maquillaje”

El Santo Padre subrayó que “la Cuaresma nos sumerge entonces en un baño de purificación y de despojamiento; quiere ayudarnos a quitar todo “maquillaje”, todo aquello de lo que nos revestimos para parecer adecuados, mejores de lo que realmente somos”.

“Volver al corazón significa volver a nuestro verdadero yo y presentarlo tal como es, desnudo y despojado, frente a Dios. Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente, quitándonos las máscaras que a menudo usamos, disminuyendo el ritmo de nuestro frenesí, abrazando la vida y la verdad de nosotros mismos. La vida no es una actuación, y la cuaresma nos invita a bajar del escenario de la ficción para volver al corazón, a la verdad de lo que somos. Volver al corazón, volver a la verdad”.

Cada uno de nosotros somos amados con amor eterno

Por eso, esta tarde, dijo el Papa, con un espíritu de oración y humildad, recibimos la ceniza sobre nuestra cabeza. El Obispo de Roma observó que “es un gesto que quiere remitirnos a la realidad esencial de nosotros mismos”.

“Somos polvo, nuestra vida es como un soplo (cf. Sal 39,6; 144,4), pero el Señor —Él y solamente Él— no permite que ese polvo que somos se desvanezca; Él lo recoge y lo plasma para que no lo dispersen los vientos impetuosos de la vida y no se disuelva en el abismo de la muerte”.

El Pontífice acotó que “la ceniza puesta sobre nuestra cabeza nos invita a redescubrir el secreto de la vida”.

“Nos advierte: mientras sigas usando una armadura que cubre el corazón, camuflándote con la máscara de las apariencias, exhibiendo una luz artificial para mostrarte invencible, permanecerás vacío y árido. En cambio, cuando tengas la valentía de inclinar la cabeza para mirar tu interior, entonces podrás descubrir la presencia de un Dios que te ama desde siempre; finalmente se harán añicos las corazas que te has construido y podrás sentirte amado con un amor eterno”.

El Sucesor de Pedro sostuvo que “cada uno de nosotros somos amados con amor eterno”.

“Somos ceniza sobre la que Dios sopló su aliento de vida, tierra que Él plasmó con sus manos (cf. Gn 2,7; Sal 119,73), polvo del que resurgiremos para una vida sin fin preparada desde siempre para nosotros (cf. Is 26,19)”.

Entregarse a Dios

Deshazte de las preocupaciones que te agobian y pospón tus laboriosos quehaceres. Entrégate un poco a Dios y descansa un instante en Él. “Entra en el aposento” de tu espíritu, ahuyenta todo excepto a Dios y lo que te ayude a hallarle, y una vez cerrada la puerta búscale. Ahora di “corazón mío”, di todo entero ahora a Dios: Busco tu rostro, Señor; tu rostro es lo que busco» (Proslogion, 1).

El Pontífice invita a escuchar “la voz del Señor que no se cansa de repetirnos: entra en lo secreto, entra en lo secreto, vuelve al corazón”. La considera “una sana invitación para nosotros, que a menudo vivimos en la superficie, que nos inquietamos para hacernos notar, que siempre necesitamos ser admirados y apreciados”.

Entremos en nuestra habitación interior

“Sin darnos cuenta, aseguró el Santo Padre, nos encontramos sin contar más con un lugar secreto donde detenernos y custodiarnos a nosotros mismos, inmersos en un mundo en el que todo, incluso nuestras emociones y sentimientos más íntimos, debe volverse “social” —pero, ¿cómo puede ser social lo que no brota del corazón?—”.

El Obispo de Roma hizo notar que “hasta las experiencias más trágicas y dolorosas corren el riesgo de no tener un lugar secreto que las custodie: todo debe ser expuesto, ostentado, entregado al parloteo del momento”.

“Y es aquí cuando el Señor nos dice: entra en lo secreto, vuelve al centro de ti mismo. Justo ahí, donde también se alojan tantos miedos, sentimientos de culpa y pecados, hasta ahí ha descendido el Señor, para sanarte y purificarte. Entremos a nuestra habitación interior: allí mora el Señor, que acoge nuestra fragilidad y nos ama incondicionalmente”.

Francisco incentiva a “prestar el oído de nuestro corazón a Aquel que, en el silencio, quiere decirnos: ‘Soy tu Dios, el Dios de la misericordia y la compasión, el Dios del perdón y del amor, el Dios de la ternura y la solicitud. […] No te juzgues. No te condenes. No te rechaces. Deja que mi amor llegue a los rincones más escondidos de tu corazón y te revele tu propia belleza. Una belleza que has perdido de vista, pero que se hará nuevamente visible para ti a la luz de mi misericordia. El Señor nos llama: Ven, ven, deja que enjugue tus lágrimas, y deja que mi boca se aproxime a tu oído y te diga: ‘Te amo, te amo, te amo’» (H. Nouwen, Camino a casa. Un viaje espiritual, Buenos Aires 1997, 185-186). “¿Creemos que el Señor nos ama, que el Señor me ama?”, preguntó el Pontífice.

“Pensemos en san Francisco, que después de haberse despojado completamente, abrazó con todas sus fuerzas al Padre que está en los cielos. Reconozcámonos por lo que somos: polvo amado por Dios, polvo enamorado, y gracias a Él renaceremos de las cenizas del pecado a la vida nueva en Jesucristo y en el Espíritu Santo”.

Fuente: Vatican News

Te invitamos a unirte en oración por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada por Jesús y siempre con la ayuda del Espíritu Santo.

«Pidan al Señor para que me bendiga. La oración de ustedes me da fuerzas y me ayuda para que pueda discernir y acompañar a la Iglesia escuchando al Espíritu Santo. Por el hecho de ser Papa, uno no pierde su humanidad. Al contrario, mi humanidad cada día crece más con el santo pueblo fiel de Dios. Porque ser Papa también es un proceso. Uno va tomando conciencia de lo que significa ser pastor. Y en este proceso aprende a ser más caritativo, más misericordioso y, sobre todo, más paciente, como es nuestro padre Dios, que es tan paciente. Puedo imaginar que todos los Papas, al empezar su pontificado, tuvieron esa sensación de susto, vértigo, del que sabe que va a ser juzgado con dureza. Porque el señor a los Obispos nos va a pedir cuenta seriamente. Por favor, les pido que juzguen con benevolencia. Y que recen para que el Papa, sea quien sea, hoy me toca a mí, reciba la ayuda del Espíritu Santo, sea dócil a esa ayuda. Oremos por el Papa, para que en el ejercicio de su misión siga acompañando en la fe a la grey que le ha sido encomendada por Jesús y siempre con la ayuda del Espíritu Santo. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí. Y recen por mí. A favor».

Por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración)

Alumnos, profesores y el Padre Alfredo acompañando a la misión realizada con el Hogar Guillermón, llevando artículos de higiene donados, también compartieron charlas, cantos y el amor genuino y sabio de los abuelitos.

Imagenes de la Misa celebrada con motivo del 148º aniversario de la Congregación SVD, y la Natividad de la Virgen Maria.

El día 29 de Junio, alumnos, profesores, directivos y equipo pastoral nos reunimos para misa en memoria del querido hermanito Boni, quien dejó una huella importante en la institución, y en los que tuvimos la bendición de conocerlo.