El lavamiento de pies era un ejemplo, un modelo. Muchos grupos a lo largo de la historia de la iglesia, han practicado literalmente el lavamiento de los pies como una ordenanza de la iglesia. Sin embargo, la cultura actual en muchas tierras, no exige el lavar el polvo de los pies de los huéspedes.
Cuando Jesús estaba lavando los pies de Sus discípulos, destacó la humildad interior, no un rito físico. La práctica de una viuda cristiana de «lavar los pies de los santos» (1 Timoteo 5:10), no habla de su participación en una ordenanza de la iglesia, sino de su servicio humilde y de servidumbre para con los demás creyentes. Si alguien se niega a seguir el ejemplo de Jesús, se exalta a sí mismo por encima de Él y vive en el orgullo. «El siervo no es mayor que su señor» (Juan 13:16).