Conmemoramos la entrada triunfal de Jesucristo a la ciudad de Jerusalén el domingo anterior a su muerte.
Antes de entrar en Jerusalén por última vez, Jesús pidió a dos de Sus discípulos que le trajeran un asno, también conocido como pollino (véase Mateo 21:1–7). En cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento, Jesús entró en Jerusalén montado en un asno (ver Zacarías 9:9).
Muchas personas vinieron a saludar a Jesús y cubrieron Su camino con hojas de palmas, ramas florecidas y telas. Reconociéndolo como su Rey, gritaron alabanzas como “Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor” (Lucas 19:38) y “Hosanna al Hijo de David” (Mateo 21:9).
Con gran alegría y cantos de alabanza con docentes y alumnos de primaria, el acompañamiento de pastoral, celebramos la bendición de ramos, con lo cual declaramos a Jesús como al verdadero Rey, y es el tiempo de preparación para la pascua, donde Dios glorifica a nuestro Señor.